Limitandome a ser yo misma.

viernes, 21 de octubre de 2011


Sé de sobra que no soy ni mucho menos perfecta. Tengo mis más y también tengo mis menos, como cualquier otro. Sin embargo, nunca nadie que sea mínimamente importante en mi vida podrá afirmar que no me preocupo por él. Y es que, cuando alguien pasa a formar parte de mi, intento que sea para siempre. Como por ejemplo, un jardinero cuida a una flor. Él la riega, le pone tierra fértil alrededor, donde le de el sol... y a cambio, la florecilla crece, se hace hermosa y nos proporciona oxígeno. Es un tira y afloja. Si doy, recibo. El problema viene cuando al jardinero se le ocurre que la flor quedaría más bonita en el centro de la mesa sin pensar que, quizás, la flor prefiere estar al lado de la ventana, donde los rayos de sol le dan directamente en la cara. Reconozco que muchas veces cometo errores y hago daño a las personas, pero nunca lo hago de mala fe. Siempre pienso en lo mejor para todos, aunque quizás, todos prefieren que el sol les de directamente en la cara. ¡Por dios, pero si salen pecas! Y aún así... 
No puedo creer que esté pasando esto, menos con alguien como esas florecillas.
Lo siento.





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